Una melodía, un encuentro
Llegué a casa de
mis protectores.
Arribé a ellos
aproximadamente un par de años atrás, junto con mi pequeño hijo. Habíamos
estado viajando durante mucho tiempo, solitarios, pobres y esforzándonos por
seguir adelante cuando él cayó enfermo gravemente; una infección pulmonar. Creí
que lo perdería, estaba tan asustada. A pesar de que quien lo engendró huyó
cual ser pusilánime, no dejaba de ser mi hijo, sangre de mi sangre y lo amaba
mucho. Le entregué todo el amor que su padre rechazó al irse y mucho más;
enfocándome de lleno en él para no hundirme yo misma en mi depresión. Después
de todo, también había amado a su padre en gran medida. No obstante, esta
familia, viendo nuestra lamentable situación y mi desesperación por intentar
salvar a mi retoño, me brindó su ayuda de manera desinteresada; no sólo
acogiéndome en su hogar, sino también pagando el médico y los medicamentos para
mi hijo, mi amado Matthew.