Datos personales

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Nadie me entiende



Nadie me entiende

Me encontraba acostado sobre mi cama. Un sudor pegajoso, abundante, frío y doloroso comenzó a recorrerme el cuerpo; las indetenibles y potentes sacudidas que los escalofríos me ocasionaban me hacían temblar interna y exteriormente. Me erguí con dificultad y dolor para sentarme en el borde del colchón. Mi respiración era agitada e irregular, pareciendo que con cada segundo que transcurría, incrementaría de velocidad, hiperventilándome. Poco a poco, descubrí que algo me pasaba; algo dentro de mí.

Una típica noche



Una típica noche

Era media noche y como era costumbre en aquel hogar, su habitante se había ido a dormir temprano, por lo que la tranquilidad reinaba en el ambiente y la oscuridad rondaba sin ninguna clase de luz artificial dentro. Todo podría tornarse en silencio y paz de no ser por el constante y molesto chirrido de una silla mecedora que resonó por cada habitación y rincón, atravesando sin piedad y escalofriantemente las paredes, asentándose en su habitación, penetrando su cabeza sin misericordia con agudeza despiadada.